Sitges 09: 'Bronson' me llena de alegría



'Bronson' no es, gracias a Kubrick, un biopic al uso, algo que podríamos corroborar ya desde las primeras escenas del film, con un impagable Tom Hardy sumido en la única luz que proyecta un foco sobre su cabeza, embutido en una camiseta azul y contándonos su vida a su manera.

Hacía tiempo que una película no me atrapaba así desde el principio, y puedo asegurar que se debe a la grandiosa originalidad tanto de la propuesta, como de su discurso formal, pues estamos acostumbrados a los biopics hollywoodienses y a sus clichés, tópicos que en Bronson no existen y si los hay, se ven de algún modo disipados por todos y cada uno de los aciertos de la película, que no son pocos.

Tampoco es un biopic al uso porque Bronson no es un tipo corriente: es el alter ego de Michael Peterson, considerado el hombre más peligroso de Reino Unido. Un ex boxeador extremadamene violento que llevaba 34 años en prisión, habiendo entrado por sólo 7 años tras un atraco a mano armada, pero que al "pasearse" por una infinidad de prisiones debido a su extremado mal carácter, fue aumentando su pena.

Michael Peterson quería ser famoso, pero no por cantar, ni por ser un artista, sino por algo que sabía hacer perfectamente: pelear. ¿Es el propio personaje un artista? ¿Una obra de arte humana dentro de tanta locura aparente? Cuando recuerdo la película y pienso en el director a la hora de llevar su historia del papel al cine me pregunto: ¿cómo lo habría hecho otro? Y es que la película en sí es toda ella un acierto, una pequeña gran obra de arte de desvergonzado e impresionante surrealismo que sorprende a medida que vas viendo escenas. Con una factura brillante, vamos descubriendo poco a poco cómo el personaje principal nace, crece y desarrolla su espíritu violento como reacción a todo lo que le pasa en la vida. Tal obsesión por usar los puños lo convierten en una bomba de relojería casi perfecta que a la mínima te lanza su gancho de derecha.

Bronson vive en las cárceles, le gusta estar allí, desea increpar a los guardias en todo momento para llenarse de vida, de una vida que irónicamente, le golpea fuera de forma más dura que cuando está en la cárcel -algo que observamos en las escenas de libertad-: ¿y cómo se llena de vida? Pues a base de puñetazos, eso es lo que lo mantiene con ganas de vivir, por eso la parte en la que está en el "loquero" - a la que llegamos porque ya no saben dónde meterlo- es la más dramática de todas, drogado hasta las trancas para que no haga de las suyas, se encuentra con personajes que no son como él, porque el no está loco -¿cual es el final del único personaje con el que entabla conversación en el psiquiátrico?- , simplemente es de una naturaleza inexplicable, y la película juega con ello, por eso tampoco es un biopic al uso: no pierde el tiempo en explicaciones filosóficas ni en banalidades sobre el origen de la violencia.

Casi todo en Bronson es sobresaliente: la actuación de Tom Hardy es sencillamente brutal, con un carisma y una empatía sobrecogedora, que te lleva a meterte no sólo en la piel del personaje, sino en su mente. El resto de actores también fabulosos, al igual que la banda sonora, impresionante y que hiperboliza las escenas más surrealistas, como la representación de El Hijo del Hombre de Magritte y la escena final que sigue a esa extraña escena. Absolutamente brillantes la puesta en escena, el guión y la fotografía.

Bronson es más de lo que parece, esconde cosas que no se pueden ver a simple vista pero que están ahí, sobre la condición humana y muchas otras cosas, y si profundizas te encuentras con una maravillosa película que lejos de ser apología de la violencia, retrata con dureza a un hombre que se enfrentó a la sociedad Británica de una forma muy poco usual.

Y para finalizar y haciendo un paralelismo con la obra de Magritte, El Hijo del Hombre, decir que el autor comentó en su momento “Todo lo que estamos viendo esconde otra cosa, nosotros siempre queremos ver lo que está escondido por lo que vemos, pero es imposible. Los humanos esconden sus secretos demasiado bien…”.

No os la perdáis.

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