Especial: ‘The Box’ (DVD) - ¿Egoísmo o bien común?
¿Cómo reaccionaría una familia normal, pacífica y feliz ante el dilema moral de deber elegir hacerse con el dinero rápido y fácil de un millón de dólares aunque ello acarrease a cambio la muerte de una persona, de un desconocido? Para ello sólo deberán pulsar un botón guardado en una misteriosa caja. Es la disyuntiva del relato corto ‘Botón, botón’ (1970) de Richard Mattheson, y que para su adaptación al largometraje, el mismo director, Richard Kelly (también productor), se ha encargado de escribir el guión, alargando la premisa original de Mattheson.
Lógicamente hay más personajes, como la inclusión de un hijo en el matrimonio protagonista, los Lewis, y un entramado mayor, más complicado y enigmático de situaciones que lleva este dilema de lo particular e intimista (una familia) hasta un sentido más universal (involucrando a toda la Tierra). Metafísica, ciencia-ficción, drama, tragedia, intriga y algunas pinceladas de terror en una historia que acaba resultando innecesaria en cuanto a tantas subtramas, vericuetos y cóctel de géneros. Y pese a contar con la presencia de Cameron Diaz y James Mardsen. Marido y mujer en esta ficción, y de un siempre estimulante y aristocráticamente inquietante Frank Langella, no evita seguramente que más de un espectador, o la mayoría, se aburran; lo que explicaría su relativo fracaso comercial o la más bien fría, por no decir mala acogida que ha tenido por parte de la crítica. Del mismo modo, su desenlace final podría ser etiquetado fácilmente como decepcionante.
Sí. A Richard Kelly, el director del filme de culto ‘Donnie Darko’ le han llovido también los palos con ‘The Box’, su paso al cine más comercial. Y estaba necesitado de un éxito después de la malísima recepción de su anterior trabajo ‘Southland Tales’ (estrenado aquí directamente en vídeo y con el título de ‘Las horas perdidas’), otra extraña mezcla con musical y dosis de ciencia-ficción. Aunque lo suyo ha sido también llevar a su terreno el universo de Richard Mattheson. Por mi parte nada que objetar a esto. Siempre me resulta mucho mejor si en una adaptación el autor, o autores principales, son capaces de dejar su impronta, de decir algo más o algo distinto de la fuente original.
Fiel a intentar hacer una película que destile una atmosfera retro, más acorde con las películas o series con las que se crió Kelly, ‘The box’ mantiene la ambientación del cuento original, a mediados de los 70. Una decisión que le permitía plasmar también dos elementos más: la simple acción de pulsar un botón era un acto más premeditado y voluntario hace 30 años que en la actualidad (rodeados de tanta tecnología, Internet, móviles, televisores, mandos a distancia, pulsar un botón o tecla se ha convertido en algo habitual); y 1976 fue un periodo también especialmente fascinante y enigmático ante el hecho de haber enviado la primera unidad robótica a Marte (por medio de la misión espacial Viking), y con las consiguientes posibilidades de obtener información sobre vida en otros planetas.
Y aunque estoy totalmente de acuerdo en que el guión intenta rizar el rizo y crear falsas expectativas en un cóctel no siempre conseguido, o en ese aspecto “comercial” sobre si su ritmo puede ser demasiado anodino; no por ello me parece ‘The Box’ una película despreciable. Al contrario. La puesta en escena es puro Richard Kelly, y esa inclusión de varios personajes, algunos muy breves (como el alumno que luego encontraremos trabajando de camarero, o la fugaz figura de un Santa Claus en medio de la carretera y de noche), son inherentes al universo de Kelly. Son personajes enigmáticos que van dando (o procurando ofrecer) más pistas o despistes, personajes muy cercanos también al de su obra de culto ‘Donnie Darko’.
El trabajo tras las cámaras de Richard Kelly es realmente bueno en ocasiones, y entre los muchos apuntes que se podrían destacar está el dotar de una textura casi irreal, fantasmagórica, a esas instalaciones de la NASA (origen de la procedencia del misterio que rodea a la caja del título). Se aleja de lo que podría haber sido mucho más convencional, concentrándose sólo en la familia Lewis (Cameron y Mardsen) y sus idas y venidas, discusiones y problemas sobre lo que podría suponer o no su decisión. Y se transforma en una parábola sobre los peligros del egoísmo y la prioridad de intentar satisfacer las necesidades y placeres propios inmediatos antes que preocuparse por el bien común.
EN LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA. EL EPISODIO DE TELEVISIÓN
‘Botón, botón’ (Button, Button) ya inspiró uno de los episodio de la mítica serie televisiva creada por Rod Serling ‘The Twilight Zone’ (La dimensión desconocida), pero no en su etapa de oro, de los años 50 y 60 sino en el intento de hacerla resurgir, y a todo color (pero sin éxito), de a mediados de los 80.
En unos 20 minutos, y dirigido por Peter Medak (‘Al final de la escalera’), la acción estaba más cerrada y centrada en los 3 personajes: el extraño hombre de negro portador de la caja, Steward (Basil Hoffman, que tiene un cameo en el filme de Kelly, interpretando al científico de la NASA Don Poates), el señor (Brad Davis) y la señora Lewis (Mare Winningham).
El extraño no es el tipo educado que interpreta Langella sino alguien más impulsivo; el marido es igualmente un buenazo y con la particularidad de ser tartamudo, y a la esposa, Norma Lewis, le corresponde el papel de “mala”, una mujer acuciada tanto por las precariedades económicas como por el aburrimiento de su vida cotidiana (alguien que se molesta porque debe hacer la compra a pie porque el único auto de la pareja está aún averiado). Una mujer dominada por la ansiedad y el egoísmo y que no para de fumar (el paso del tiempo se mide por la cantidad de colillas que desbordan sus ceniceros). En cambio, él no duda ni por momento oponerse a pulsar el botón si ello puede suponer la muerte de otra persona. De este modo, ella empezará su particular calvario en torno al dilema de apretar o no el dispositivo a cambio de esa suculenta oferta que, en este episodio de ‘The Tiwlight Zone’, era de 200.000 dólares (en lugar del millón de ‘The Box’).
Una realización televisiva, o más teatral, con los únicos escenarios del garaje (al inicio), los principales habitáculos de la casa de los Lewis y algún plano general del patio de vecinos. Y evidentemente, con una trama muy simple, con lo básico de ‘Botón , botón’, aunque variando el final, algo que no fue del agrado de Mattheson (y que prefirió que su nombre apareciera bajo el pseudónimo de Logan Swanson).
LOS TRES FINALES: EL CUENTO, EL EPISODIO Y LA PELÍCULA
( Spoilers )
En el cuento original de Mattheson, con 20.000 dólares a cambio de pulsar el botón, el “desconocido que fallece es el propio marido de la protagonista, y cuando ella pregunte el porque, la respuesta por parte del extraño visitante será preguntarle si estaba realmente segura de conocer a su esposo, con lo que Mattheson se centraba sobre todo en los aspectos más cercanos e íntimos de la tragedia, el del propio núcleo de la pareja y el preguntarse si conocemos a la persona que tenemos al lado.
En el episodio de televisión, el desenlace dejaba helados a su pareja protagonista ante las palabras del visitante de negro que haciendo hincapié en que la caja sería ahora entregada a otros, a una pareja que ellos “no conocían”, dejando con el temor en el cuerpo a los Lewis ante la duda de si ellos podrían ser los siguientes en morir, cualquier día cuando alguien más pulsará el botón. Nuevamente, el terror se concentra en la pareja protagonista, y se extiende a todos al pensar en esa posible cadena de acto-consecuencia.
Richard Kelly en ‘The Box’ recoge ambos finales a lo largo de su guión, aunque no son prioritarios para su desenlace. Arlington Steward (Frank Langella) le deja caer en un momento de su conversación con Norma Lewis (Cameron Diaz) la duda sobre si realmente conoce a su marido (vinculándolo con la idea del final del relato original de Mattheson); y también está el temor de que ellos puedan ser los próximos en morir cuando otros desconocidos aprieten el botón. Pero en su armazón argumental, prefiere decantarse hacia algo más universal, que puede afectar a toda la humanidad: una prueba hecha por seres mucho más avanzados que los terrestres para dirimir si éstos merecen o no seguir existiendo.
El botón se convierte entonces en una especie de prueba, y al mismo tiempo arma ejecutoria, de modo que si prevalece el egoísmo y las gratificación instantánea por encima de los intereses colectivos, la Humanidad, a base de ir pulsando botones, estaría condenada a su extinción.
( fin del spoiler )
'The Box' está editada en Edición especial y Blu-ray desde el 19 de mayo de 2010
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