Zinemaldia 2011 - Rampart



Rampart es un bodrio estético. Me explico. En la película abundan encuadres feos y el descuido por los elementos que integran el plano. No se nota en ella ningún cuidado fotográfico. Cuando la cámara decide girar sobre los personajes en un diálogo no se percibe ninguna razón que sustente esa decisión. Lo arbitrario parece dominar la técnica.

Esto podría no ser malo, de hecho The Shield o Traffic usan recursos parecidos, pero aquí el tono cuasi-documental constituye más un obstáculo para la historia y no el medio natural por el que fluir. Los personajes de Anne Heche y Robin Wright están deslavazados y no constituyen un papel claro en la vida del protagonista. Ice Cube y Ben Foster no pintan mucho, pero esto algo que también noto en Serpico, y en general, en las pelis de corrupción: mucho secundario sin ninguna función.

Pero a pesar de todo, funciona a ratos. El guión de Oren Moverman basado en una historia de James Ellroy tiene cierta fuerza, y esta se apoya básicamente en el personaje de Woody Harrelson. Lo caótico de su vida hace un binomio con el caos formal de la película (pero esa es una excusa demasiado fácil para no currarse la fotografía). Él es el punto álgido de una película que lleva la irregularidad por estandarte.









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