Crítica: ‘Prometheus’ – Esparciendo el ADN humano y... alienígena

En esta especie de come back a los grandes éxitos de antaño de Ridley Scott que parece haber emprendido en los últimos años el mismo director británico, y entre los que forman parte desde el ‘Robin Hood’ de hace un par de años y que pretendía emular la fama que le conllevó ‘Gladiator’, de nuevo con Russell Crowe como protagonista; o el anuncio del proyecto de la secuela de la celebérrima ‘Blade Runner’; es donde se enmarca ‘Prometheus’. Un sugerente título para un no menos sugestivo regreso, el del universo alien y el que le dio renombre internacional.

Sin ser la película terroríficamente claustrófica e inquietante de 1979, y lejos de la acción y épica que rezumaba la no menos magistral ‘Aiens’ (1986) de James Cameron, ‘Prometheus’ en su condición de precuela consigue ser, la de James Cameron al margen, la mejor de las secuelas que ha dado este icono del género fantástico.

Sin duda, lo mejor son los estupendos decorados, el diseño de vestuario, la atmosfera lograda de misterio, de atracción y horror por lo extraordinario y lo desconocido que imprime Ridley Scott en una puesta en escena visualmente elegante, exquisita. Ya nos seduce desde sus extraordinarios planos de apertura, de una belleza exultante, mostrando parajes terrestres de incontestable preciosidad. 

Y, ¡cómo no!, también entre lo mejor, la interpretación de Michael Fassbender en, sin ser ningún destripe, su personaje de David, el androide de la nave ‘Prometeo’. Y, en un maravilloso guiño cinéfilo, además David, durante el largo viaje espacial en el que los tripulantes humanos están adormecidos en el interior de sus cápsulas de criogénesis, toma como modelo al actor Peter O’Toole de ‘Lawrence de Arabia. De hecho, si en ese lugar llamado Hollywood existiera algo parecido a la justicia, a Fassbender le darían el Óscar, fuera por ‘Prometheus’ o cualquiera de sus más recientes intepretaciones. El actor irlandés logra nuevamente dotar de un magnetismo hipnótico especial a cualquiera de sus planos.

Ante él, y con el añadido del recuerdo de otro icono como es el de la teniente Ripley que de manera tan icónica encarnó Sigourney Weaver, quizá uno pueda pensar que poco tuviera que hacer la protagonista principal de ‘Prometheus’, una arqueóloga del futuro (de a finales del siglo XXI), llamada Elizabeth Shaw; o lo que es lo mismo, Noomi Rapace asumiendo el reto de hacer olvidar, en parte, a la gran Weaver, de estar a la altura de Fassbender o de saber eclipsar convenientemente a la única gran estrella que contiene la película, una Charlize Theron, en un personaje secundario. Pero la protagonista de la adaptación sueca de la saga ‘Millennium’ se revela como una actriz igualmente idónea, y más teniendo en cuenta que su personaje es en sí mismo, sobre todo inicialmente, poco jugoso.

Los guiños al personaje de la teniente Ripley son evidentes, incluso tiene una secuencia en ropa interior por los pasadizos de la nave, o demostrando que su personaje femenino es mucho más fuerte de lo que podía parecer. Está dotada de un gran sentido de la supervivencia. También se basta para salir airosa de la que es y será, muy probablemente, la escena más recordada de ‘Prometheus’, una rápida y urgente intervención quirúrgica.

Pero si los méritos de esta precuela son abundantes (y vuelvo a destacar que la dirección de Ridley Scott es soberbia: tan hermosa como turbadora), otra historia es precisamente el guión creado por Jon Spaits y Damon Lindelof (uno de los máximos artífices de la célebre ‘Lost’) que en realidad no contiene tantos enigmas o complejidades como podría parecer, que se decanta por tomarse con más calma dosificando convenientemente su propuesta, especialmente a sabiendas que ‘Prometheus’ desea formar parte de una nueva franquicia.

Se reviste de trascendencia y hay preguntas, y alguna respuesta, sobre el origen de la raza humana, en torno a los creadores (aquí conocidos como los “ingenieros”, y ésta sí, una raza que es la gran novedad de la película) y sus criaturas, el saber que nos hace humanos y si somos mejores que otras posibles especies inteligentes y evolucionadas, o apuntes sobre el deseo de la inmortalidad. Pero ante todo es una película de “búsquedas” cerrando su historia pero dejando a la vez un final abierto a otras secuelas. En el fondo, pocas sorpresas, en los últimos años el género fantástico todo parece haber tratado temas similares a los expuestos en abundancia.

‘Prometheus’ puede resultar absolutamente fascinante o… decepcionante, simplemente depende de las expectativas o del grado de condescendencia y entrega con que se vea. Sea como sea, es ciencia-ficción de lujo y tanto Scott como Lindelof, Fassbender y Rapace han esparcido su ADN para iniciar nuevo viaje en torno al enigmático universo Alien y sus misteriosos “ingenieros” de la vida, y quizá también de la muerte… humana.

Y ¿aparece algún alien? Sí. En la última escena.