Zinemaldia 2012: 'Beasts of the Southern Wild'

'Beasts of the Southern Wilde' el debut en la dirección de Benh Zeitlin que deslumbró en Sundance y ahora en San Sebastián. La historia cuenta las desventuras de Hushpuppy, una niña de seis años que quiere ayudar a su padre a defender su hogar contra las inclemencias de la naturaleza. 

El mundo en el que vive es uno sin reglas, desaliñado pero lleno de libertad. La película comparte los atributos del mundo que enmarca; se trata de una película de estructura desordenada y que se dirige un poco hacia la deriva, pero también está provista de una fuerza incontrolada y adictiva.

Así como su frescura resulta innegable, el debut de Benh Zeitlin también cae en algunos clichés que enturbian parcialmente el resultado final. La cámara en mano es uno de ellos. En algunos casos es efectiva y aporta dinamismo a las escenas, pero otras muchas sólo sirve para marear y confundir al espectador (aunque esta comparada con Los juegos del hambre es como una de Eric Rohmer). Conste que no critico la técnica (cámara en mano), sino su aplicación.


Otro de sus fallos es la búsqueda insaciable de la emoción. La historia tiene material suficiente para asegurar la aparición de esta sin tener que recurrir a trucos ni enfermedades terminales. Y sin embargo, parece que Benh Zeitlin no confía del todo en las posibilidades de su obra, incorporando elementos genéricos que molestan precisamente en esta película más que en cualquier otra. La errada creencia de que el método más efectivo para hacer llorar es mostrar a una persona llorando.

Hay algo en Beasts of the Southern Wild que la redime de sus fallos. Es un impulso incontrolado, una actitud libertaria de la cámara que nos brinda imágenes desesperadas. 

El mundo que Beasts of the Southern Wild reivindica es uno desaliñado, sucio y ciertamente. Pero también es uno libre de prejuicios, dogmas culturales y sociales, en el cual poder correr a tus anchas sin que nadie te avise con desdén de que se te está bajando el pantalón  Tal vez este estilo de vida no sea mejor que el nuestro. Tal vez sí. Pero ambos estilos de vida tienen algo de lo que aprender.




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