Dossier: Chatarra espacial. Naves espaciales de cine
En el preciso instante en que un grupo de rollizas señoritas introducía una cápsula espacial en el gigantesco cañón del "Viaje a la Luna"
de Méliès, se estaba produciendo la primera panspermia generacional
inducida por el celuloide. La chatarra espacial se constituía desde
entonces en la bandera que enarbolarían por siempre todos aquellos que
no supieron crecer al ritmo de la gente de bien. Porque si has crecido
con los pies en el suelo te has perdido algo tan grande como el primer
beso, la primera vomitona de viernes noche o el primer desengaño amoroso
que todos juramos en su día sería el último. Por el contrario, si
volaste alguna vez en el Halcón Milenario sin abandonar tu
butaca sabrás de lo que hablo. Las naves espaciales son (junto a los
robots) las juntas, las tuercas y las carcasas que cohesionan los sueños
de los eternos adolescentes. Esta afirmación no trata de ennoblecer el
imaginario freak gratuitamente. No, hablo de amor sincero. El
que nos llevó a viajar en sus bodegas, siempre como polizones
virtuales, hasta planetas prohibidos, mundos acuáticos y atmósferas de
metal.
Sin
ánimo de pontificar sobre qué nave es más emblemática que otra, dejo
aquí una lista de las que, a mi juicio, son imprescindibles para
perderse en el espacio sin plan de retorno.
DISCOVERY 1
(2001, una odisea en el espacio. Stanley Kubrick. 1968)
Siendo
tan obseso del detalle no resulta extraño que Kubrick diseñase una nave
espacial real una centuria por delante de la ciencia de su tiempo. Cada
compartimento, cada dormitorio, cada cuarto de baño y sala común fueron
planificadas por el director quien se ayudó de docenas de asesores
científicos para resolver cada problema surgido. Fredrick Ordway,
ingeniero estrella del todopoderoso Instituto Tecnológico de Massachussets
ofició como mano diestra del director encabezando un nutrido grupo de
científicos de la NASA, IBM, Bell Laboratories e incluso astrofísicos
soviéticos contactados a través de la embajada de la URSS en el Reino
Unido. Como consecuencia lograron solucionar problemas como el de la
ingravidez y sus efectos sobre los humanos, la propulsión necesaria para
transportar una nave a través del sistema solar (cuestión que saldaron
con motores impulsados por agua vaporizada que la ciencia de aquel
entonces consideraba una energía futura viable y económica), e incluso
un sistema de intercomunicación que dio origen a las actuales tablets
con cuarenta años de adelanto. El problema final consistió en lograr
alienígenas convincentes, para lo cual se contactó con el astrónomo
divulgador Carl Sagan. Ante la falta de ideas originales, alejadas del
típico bicho tentacular galáctico, se optó por dar forma humana a los
habitantes de otros mundos, solución que agradó a Sagan y que volvió a
adoptar en su célebre novela "Contact".
Las
medidas de la nave, los vehículos auxiliares, los sistemas de apoyo,
todo fue diseñado de modo milimetrado para dar verosimilitud a la
epopeya espacial más incomprensible, gafapasta y fascinante hasta ahora
rodada. Como colofón se otorgó el control de la nave al superordenador
HAL 9000. Un ente más humano que los humanos cuya lenta agonía continúa
hiriendo hoy día.
NAVE DE CARGA
(Atmófera Cero. Peter Hyams, 1981)
La
sólida nave de carga empleado por la pérfida compañía minera que extrae
titanio de Ia luna jupiteriana de Io, es un prodigio de ingeniería y
solvencia. Lo suficientemente robusta y manejable como para moverse
entre las hostiles condiciones del infernal planeta. Como nave de carga
carecía de lujos más allá de sistemas hidráulicos innovadores, concepto
que después fue utilizado por la industria del automóvil, y un sistema
de propulsión a prueba de fallos. Al menos hasta que Sean Connery
desenmascaró a los patrones crápulas capaces de dopar a sus obreros con
drogas estimulantes para que produjesen sin pausa a riesgo de llevarles
hasta la locura. Es entonces cuando contamos los minutos que faltaban
para que el transbordador pusiera a salvo a Connery en un evidente
homenaje al western de Fred Zinneman "Solo ante el peligro". Y no sé si se retrasó, pero se hizo de largo.
PATRULLERO
(Blade Runner. Ridley Scott, 1982)
Ridley
Scott, Syd Mead y Michael Kaplan diseñaron una ciudad de Los Angeles
distópica con la intención de inducir al espectador hacia un hipnótico
viaje sin otro destino que la desesperanza. Los vehículos utilizados por
los Blade Runners combinan modestamente la practicidad con un
halo melancólico de la nave aérea que nació sin capacidad estelar,
compartiendo limitaciones y frustración con los Nexus-6 quienes carecían
de esperanza de vida más allá de los cuatro años. Su equipamiento
interno funcional y su ortopédico sistema de despegue, provoca cierta
dentera (cosa de la precariedad de los tiempos en que fue filmada). Sin
embargo el tiempo las ha convertido en parte del mito que arrastra
consigo la película.
RIDER CYLON
(Battlestar Galactica, Serie de televisión 1978-1980 y 2003-2009)
El
primer rider cylon diseñado para la serie pionera, claramente inspirado
por la estética de la época, poseía una maniobrabilidad asombrosa
apoyado por una carga aerodinámica brillantemente distribuida. No tardó
en convertirse en el paradigma de la nave espacial evolucionada desde el
círculo del platillo volante clásico hasta un óvalo irregular que le
proporcionaba mayor estabilidad de vuelo. Su estética causó furor en su
momento llegando a ser literalmente plagiado por varias "series b" de la época carentes de imaginación y sobradas de geta. Un icono pop inmortal.
Rider 1978
Décadas
más tarde fue lanzado un piloto que regeneraba la serie. Obtuvo una
buena acogida de la audiencia, lo que dio lugar a una de las series de
ciencia-ficción más celebradas de la historia televisiva hasta el punto
de que opacó casi por completo a su popular referente. Los productores
mantuvieron la esencia de la historia y los personajes, pero se afanaron
en actualizar las naves tratando de respetar los difícilmente
superables originales. Si bien los vipers coloniales no sufrieron
grandes modificaciones estructurales, los riders cylon apenas son
reconocibles física y conceptualmente. En primer lugar se respectó el
contorno circular al que se añadió un enorme hueco central que daba
apariencia a la nave de poseer amenazadoras garras. En segundo lugar se
sustituyó a los pilotos cylon por una materia orgánica integrada en la
nave que la convertía en un ente con vida propia. Sin entrar en
disquisiciones aeronáuticas que con seguridad erosionarían el segundo
modelo con respecto al primero, lo cierto es que estéticamente se logró
el objetivo de transmitir desasosiego con la sola aparición de los
riders en pantalla.
Rider 2003
NAVE ESPACIAL DEL DOCTOR ZARKOV
(Flash Gordon. Cómic, 1934)
Posiblemente
la más popular de los diversos diseños con los que se ha ilustrado al
cohete del doctor Zarkov sea la que, en cierto modo, inspiró los
primeros cohetes fabricados por Wernher Von Braun en la alemania nazi.
La obra maestra kitsch que es "Flash Gordon" puede presumir de
haber brillado en el auge de la cultura pop, de haber contribuido a la
la teoría del steampunk y de haber llenado de pájaros la cabeza de
varias generaciones entregadas a las maldades del emperador Ming (otra
reminiscencia coyuntural que el terror amarillo produjo en los años 30
del pasado siglo). Hoy día resulta enternecedor un artefacto que
incumple con casi toda norma aeronáutica a excepción de su forma fálica.
Precisamente fue esta circunstancia la que convirtió a la nave de
Zarkov en un icono erótico festivo en la desmitificadora década de los
setenta. No sé si pasa su pesar o su solaz.
NAVE ESPACIAL DEL DOCTOR ZARKOV
(Las Aventuras de Flesh Gordon. Michael Benveniste y Howard Ziehm, 1974)
El
cine pornográfico comenzaba a asomar la cabeza tímidamente aprovechando
las rendijas que el paso del tiempo provocaba en los códigos morales.
Mientras tanto fueron las comedias picantonas (el célebre género
clasificado "S") las que gozaban de taquillas generosa abarrotando salas
de espectadores ávidos de carne. "Las Aventuras de Flesh Gordon"
no tuvo reparo en emponzoñar la imagen de un héroe americano intocable y
sus compañeros de viñeta. Para empezar se cambiaron los nombres; así
Flash se convirtió en Flesh, el doctor Zarkov se rebautizó con el
libidinoso nombre de Flexi Jerkoff (de innecesaria traducción) y el
Emperador Ming se convirtió en Wang "el pervertido". La
película es irresistiblemente divertida si se acompaña su visionado de
una conveniente provisión de cervezas. Aunque lo mejor de la función es
la nave espacial del doctor Jerkoff surcando enhiesta el espacio.
NAVE DE TRANSPORTE DE TROPAS y NAVE RECOLECTORA
(Dune. David Lynch, 1979)
Tras la caída en desgracia del "Dune"
que debía dirigir Alejandro Jodorowsky, el productor Dino de Laurentiis
contrató a David Lynch, un joven director aparentemente menos tronado
(o eso creía él), para dar forma a la monumental novela de Frank
Herbert. El injusto batacazo de taquilla sufrido, comprensible en parte a
causa de lo alambicado de una trama no destinada al consumo masivo,
ofreció grandes tesoros de diseño como la orgánica nave recolectora y el
mayestático crucero de transporte de tropas diseñados por Chris Foos
quien tuvo que cargar con la pesada sombra de los diseños de H. R. Giger
(diseñador de la versión Jodorowsky) que alguien interesadamente sacó a
la luz coincidiendo con el estreno. La monumentalidad y fidelidad a las
normas físicas de Foss chocó frontalmente con la inabarcable
imaginación de Giger de quien dejo uno de sus imposibles y fabulosos
diseños que para siempre, para desgracia de los habitantes de las
fantasías encarnadas, quedarán confinados en una carpeta de dibujo.
COHETE LUNAR
(La Mujer en la Luna. Fritz Lang, 1929)
Podría
decirse que el diseño del cohete lunar es convencional de no ser porque
aún faltaban décadas para la puesta en marcha de los programas
espaciales. Si bien Lang y su mujer, la guionista Thea Von Harbou,
tampoco se esforzaron demasiado en dar un equipamiento convincente a la
nave, dotándolo de cuatro palancas, varios botones y muchas lucecitas
luminosas que daban un aspecto penoso al cuadro de control. Se apoyaron
en las teorías balísticas de los ingenieros alemanes de la época para
crear una nave en el que incluyeron algunos de los hallazgos estéticos
utilizados en "Metrópolis", la anterior película del tándem
Lang-Von Harbou, combinando la austero, la práctico y la visualmente
llamativo, pero olvidado la coherencia. Una trama engañosamente insulsa
que anticipa la voracidad de las empresas privadas a la hora de
esquilmar los recursos naturales, termina obviada ante el extraordinario
poder visual de las imágenes del genio vienés, a lo que debemos sumar
la despreocupación científica un libreto que permite a los personajes
corretear por el satélite sin casco ni traje espacial, inmunes a la
ausencia de gravedad, oxígeno y a la abrasiva radiación solar. Como
detalle curioso cabe destacar la estética art decó del módulo de aterrizaje. Un ejemplo de coyunturalismo que viene a decir algo así como "vayas donde vayas, hazlo con estilo".
USS ENTERPRICE NCC-1701
(Saga Star Trek. Televisión y Cine, desde 1966)
Pocas
naves han sido tan reverenciadas como el crucero de batalla USS
Enterprice. Un prodigio de diseño que surca el espacio desde hace
décadas en busca de desfacer entuertos cual Don Quijote sideral. Poco
importa que no haya trekkie desde Irán hasta la Tierra del Fuego que no
tenga en su poder una maqueta pues el auténtico problema de la
franquicia continúa siendo su incapacidad para derribar las barreras del
gueto que la mantiene diez pasos detrás de otras epopeyas espaciales
que han sabido fraguar su leyenda con mayor talento y más atinadas
técnicas de marketing. Con seguridad es la Enterprise el mayor éxito de
Star Trek. Una referencia cultural y estética que identifica a los que
han optado por hacer del frikismo una forma de vida.
FURGONETA ESPACIAL
(La Loca Historia de las Galaxias. Mel Brooks, 1987)
Mel
Brooks dedicó su vida personal a una mujer extraordinaria como fue Anne
Bancroft y su vida artística a desvelar la cara b de los grandes mitos
cinematográficos. Cuando miró hacia el espacio fue la saga "Star Wars"
la que recibió sus burlas. Por si el diseccionar una mitología amada
por su fans con fervor religioso fuese poco, cometió el anatema supremo
de reconvertir el Halcón Milenario en una
desastrada furgoneta de reparto espacial a los mandos de un patético
sosias de Han Solo. Las características de la nave eran similares a las
de su matriz con el añadido de toneladas de caspa y de una envidiable
capacidad para el frenado en seco en ausencia de gravedad. Sencillamente
memorable.
FIREFLY
(Serenity. Joss Whedon, 2005)
Sin
duda el paradigma de la chatarra espacial es la Firefly. De hecho fue
rescatada de una chatarrería por Malcolm Reynolds, ese perdedor
entrañable que dedica su vida a esquivar el meteorito que lleva escrito
su nombre. Una nave tan obsoleta solo podía tener un capitán como él.
Sorprendente en prestaciones y bellísima en su línea desastrada, bien
podría haber sido imaginada por la turbia mente de Alejandro Jodorowsky y
haber sido dibujada por Moebius. Hasta la última tuerca de la nave
rechina cada vez que abandona la atmósfera para alejarse por el espacio
en busca de otra luna. De no ser así faltaría el elemento romántico, el
que impide visualizar futuro alguno más allá de sus agrietadas paredes
de acero.
CRUCERO DE LOS PLANETAS UNIDOS C-57D
(Planeta Prohibido. Fred McLeod Wilcox, 1956)
La
simplicidad y limpieza de su diseño cincuentero es lo que otorga
galones al C-57D. Inspirado abiertamente en los platillos volantes (cuya
fiebre de avistamientos se hallaba en su máximo esplendor), estaba
equipado para realizar viajes siderales de años luz siempre en misión de
paz. Así, con la rama de olivo, es como llegó a Altair IV donde fueron
recibidos por el icono de los iconos robóticos Robby el robot. La
imaginación de los guionistas se centró en el poderoso argumento de la
película dejando en segundo plano las prestaciones de una nave de líneas
tan hermosas como ignotas posibilidades.
ACORAZADO ESPACIAL YAMATO
(Saga Crucero Espacial Yamato. TV y Cine, desde 1978)
La
metafísica y el anime se emparentan en su afán por comprender la
estructura de los elementos y tratar de sublimarlos. Es entonces cuando
el arte de origen japonés toma ventaja gracias a su capacidad para hacer
creíble la quimera mezclando cultura pop y tradición. Así nació el
crucero espacial Yamato, tomando como punto de partida al mítico
acorazado Yamato, orgullo de la flota imperial japonesa hundido cerca de
Okinawa cuando la II Guerra Mundial tocaba a su fin. La epopeya del
acorazado que el imaginario local suponía "insumergible", sumado al
horror nuclear que pisa los talones de la memoria japonesa, sirvió para
escenificar otra epopeya, esta vez espacial, en la que la humanidad
trata de sobrevivir a un ataque nuclear de otro mundo. La estructura de
la nave espacial es idéntica a la de su referente marino con el añadido
de un sistema de propulsión que le permite viajar a velocidad luz sin
importar que la aerodinámica no sea la más adecuada. Y qué más da, en el
mundo del anime todo está permitido menos bajar los brazos.
SONDA DE EXPLORACIÓN PLANETARIA
(Ultimatum a la Tierra. Robert Wise, 1951)
La
ciencia-ficción alcanzó carta de naturaleza (que no su madurez) durante
los años cincuenta azuzada por la guerra fría y los continuos
avistamientos de OVNIS que comenzaron a hacerse frecuentes tras el "contacto"
relatado por el piloto Kenneth Arnold en 1947. El terror al enemigo
rojo se encubría tras vistosos diseños de naves espaciales tan similares
en la forma como singulares en su concepto. En este caso la nave se
trata de una simple sonda de exploración espacial equipada con un cutre
sistema hidráulico de plataformas. Lo aséptico de su línea sintonizaba
con la iconografía comunista del mismo modo que sus lacónicos
tripulantes podrían pasar por habitantes de la estepa sedientos de
sangre tras su cordial apariencia. Tan poca cosa logró infundir terror
en los espectadores de la época pese a su candoroso mensaje pacifista,
que el enemigo siempre será el enemigo.
TIE FIGHTER
(Saga Star Wars. Cine y Televisión desde 1975)
Años
atrás, Michiu Kaku, divulgador científico y unos de los padres de la
teoría de las cuerdas, elaboró una lista con los artefactos aparecidos
en novelas y películas de ciencia-ficción que serían viables en el
presente o en un futuro cercano. El Twin Ion Engine Fighter
figuraba en la lista como un ejemplo de cómo la ciencia ficción puede
elaborar máquinas viables partiendo de la fantasía. Dotado de un motor
gemelo propulsado por iones que podía recargarse gracias a las placas
solares adosadas en sus alas verticales, era su maniobrabilidad su punto
fuerte mientras que su carencia de escudos defensivos lo que convertía
en poco menos que una ratonera si el combate se complicaba. Su única
arma ofensiva se componía de dos cañones láser de discreto poder, dos
minas difícilmente utilizables con garantía de éxito y una lanzadera de
misiles de seis torpedos de protones que pocas veces se llegaba a
utilizar debido a su poca fiabilidad, lo que unido a que pequeño
cubículo el monoplaza impedía la fluidez de movimientos del piloto en
caso avería, convertía a la nave en una modesta arma de guerra. Sin
embargo es su línea, su carismática apariencia, además del inconfundible
sonido provocado por sus motores de iones, lo que ha sobrevivido en la
imaginación de fan hasta convertirla en uno de los iconos
identificativos de la saga.
TARDIS
(Dr. Who. TV y Cine, desde 1963)
La Time And Relative Dimension In Space
es la nave espacial, adaptada para realizar viajes en el tiempo,
utilizada por el Dr. Who en su eterno vagar en busca de injusticias
cósmicas contra las que luchar. No se dejen engañar por su forma ya que
en su interior podrían celebrarse partidos de polo cómodamente gracias
al dominio dimensional de la civilización a la que pertenece el extraño
Dr. Who. Su aspecto de cabina policiaca londinense se explica por la
avería del circuito camaleónico de la TARDIS durante una de las paradas
londinenses del doctor. Incapaz de arreglarlo, y por qué no decirlo,
encantado de que su excentricidad encontrase reflejo en su medio de
transporte, lo dejó tal cual. Otra de sus peculiaridades es que se trata
de un sistema orgánico (al modo de las naves cylon de nueva generación)
conectado simbióticamente al buen doctor. Pese al cúmulo de
prestaciones que posee, entre los que se encuentra la citada capacidad
para mimetizarse en cualquier cosa y el circuito traductor que permite
al doctor entender cualquier lengua del universo, la TARDIS está en
realidad desfasada. Pero a ver quién le dice a Who que cambie de
montura.
U.S.C.S.S. NOSTROMO
(Alien. Ridley Scott, 1979)
Ron
Cobb y Chris Foss recibieron el encargo de diseñar una nave
estéticamente poderosa que al tiempo resultase creíble alejándose de los
estándares fantasiosos de la ciencia ficción. Tras un arduo trabajo de
documentación en la que se versaron sobre mecánica, ingeniería y diseño
parieron a la Nostromo, nave de carga de la clase Juggernaut de 245
metros de eslora con capacidad para transportar una refinería de más de
1.500 metros de longitud. Cobb, cabeza del equipo de diseño, aportó al
género algo que desde la Discovery One de Kubrick se había perdido:
credibilidad. Para ello se olvidó de tecnologías hiperespaciales, de
armamentos todopoderosos y de capacidades de maniobra más cercanas al
universo de los toons porque la Nostromo es endiabladamente
difícil de manejar, razón por la que está automatizada hasta el más
mínimo detalle. La más llamativa concesión a la fantasía futurista
consistió en dotar a la nave de un sistema de hibernación perfectamente
compatible con la historia de avaricia y destrucción que narra.
NAVE DE REPARTO DE PLANET EXPRESS
(Futurama. 1999-2013)
De
la agusanada mente (a causa de la perfidia) de Matt Groening nació la
serie de animación más canalla de la historia de la televisión. Irónica,
grotesca, despiadada y sin embargo poseedora de una vena lírica de
intensa belleza que nunca consiguió erosionar la carcasa del icono más
bribón imaginable, el robot alcohólico Bender Rodríguez. Por supuesto,
la nave propiedad de la empresa de paquetería en la que transcurre la
trama no podía ser otra cosa que un aparente montón de chatarra que en
realidad ocultaba una poderosa capacidad para desplazarse moviendo al
universo (como lo oyen), además de alcanzar el 99% de la velocidad de la
luz. Su hacedor, el brillante y cascarrabias doctor Fansworth, utilizó
la nave como cobaya de sus múltiples inventos, los cuales siempre
funcionaba aunque pocas veces del modo previsto. De tal modo vimos a la
nave hacerse migas, desintegrarse, quemarse e incluso cobrar vida (en un
mítico episodio que homenajeaba a "2001, Una Odisea en el Espacio")
con el fin de comandar misiones extremadamente largas o complejas.
Entre medias tuvo tiempo de experimentar el amor robótico, más tarde los
inevitables celos, para terminar inmolándose en un brillante y cínico
juego que demuestra que el mal, especialmente si viene de la mano de
Bender, siempre vence.
BP-1729 NIMBUS
(Futurama. 1999-2013)
Poco
sabemos de la Nimbus más allá de su poderosa presencia y frágil empaque
causada (en gran medida sino en toda) al ser comandada por el
incompetente general Zapp Brannigan y su lugarteniente (y felpudo) Kif
Kroker. Participó en centenares de batallas y apenas ganó alguna,
siempre a costa de civilizaciones que rendían culto a los palos y a las
piedras como arma defensiva, si bien siempre consiguió regresar a la
tierra para pavonearse en ostentosos desfiles que la definían como el
orgullo de la flota terrícola. A pesar de haber sido fabricada a imagen y
semejanza de Brannigan, en otras palabras mucha fachada y escaso
contenido, estaba dotada de toda la gama de avances técnicos
imaginables, entre ellas un láser táctico especialmente temible cuando
era utilizado en el modo Hipermuerte. Se le habría podido pedir
cualquier cosa de haber estado en manos más hábiles. Pero con Brannigan
al mando bastante hacía con mantenerse flotando en el éter.
PROYECTIL LUNAR
(Viaje a la Luna. George Méliès, 1902)
En
el siglo XIX, cuando los primeros sueños de pisar nuestro satélite
comenzaron a tomar visos de realidad gracias a los constante avances
técnicos, se daba por hecho que el único sistema de propulsión capaz de
atravesar la atmósfera terrestre debía ser un gigantesco cañón. El
sentido común descartó rápidamente tal posibilidad, pero acabar con la
fantasía siempre fue una misión imposible. Recién comenzado el siglo XX,
Méliès tomó como referencia la novela de Jules Verne "De la Tierra a la Luna"
para rodar la que se puede considerar primera fantasía de
ciencia-ficción cinematográfica. El primer vehículo espacial no fue
precisamente espectacular. En realidad se trató de un enorme proyectil
de cañón hueco habilitado para una austera supervivencia en el espacio.
Lo realmente reseñable fue lo que ocurrió cuando el proyectil alcanzó la
superficie lunar. El arte barroco nunca fue más libre.
HALCÓN MILENARIO
(Primera trilogía de "La Guerra de la Galaxias". 1975-1983)
El carguero corelliano YT-1300 "Halcón Milerario",
capitaneado por el buscavidas Han Solo, forma parte de la historia del
cine desde la primera vez que asomó su morro bífido en la gran pantalla.
Pese a su origen como vehículo de carga, Solo lo tuneó con tal acierto
que la convirtió en la nave más rápida del universo gracias a su
capacidad para superar ampliamente la velocidad de la luz. Y no
exageraba. La primera vez que Solo activó tal función y la pantalla de
plata se cubrió de brillantes haces de luz, toda una generación cayó
para siempre en un ensueño del que me temo jamás nos recuperaremos. Su
armamento se puede considerar modesto en relación a su habilidad
escapista. Pese a ello, no solo contribuyó a la destrucción de no una
sino de dos estrellas de la muerte, además participó en media docena de
batallas siempre con el signo del perdedor de su parte. Posee varios
escudos protectores de alta gama robados al Imperio y adosados a la nave
por Solo. También dispone de torretas láser, dos cañones láser ubicados
en la zona frontal y un láser antipersona oculto en su panza. Ligera y
con una asombrosa capacidad de maniobra, hasta el brutote de Chewaka es
capaz de pilotarla con dignidad. Puede que no sea la mejor de las naves,
pero sí la que ganó para siempre nuestros corazones en la platea de un
cine de verano.
BS-75 GALACTICA
(Galactica. 1978-1980 y 2003-2009)
Tecnológicamente
puntera en la primera guerra cylon, desfasada en la segunda (cuestión
que paradójicamente salvó a la humanidad de la extinción), orgullo de la
flota colonial siempre. La Galactica es mucho más que un crucero
espacial o el chispazo de un nuevo comienzo. Es el punto de colisión de
millones de historias a lo largo del planeta que encontraron en su
forzada mitología un nexo de unión que dio lugar a un acontecimiento
televisivo que traspasó pantallas. La nave, elegante en su forma y con
capacidad para encajar durísimos ataques nucleares gracias a potentes
escudos protectores, estaba, sin embargo, lejos de ser invulnerable. Su
armamento defensivo precisaba de los vipers (pequeños cazas de grandes
prestaciones) para contener la furia de los cylones. Las veinticuatro
torretas láser y multitud de pequeñas ametralladoras situadas en su
chasis con las que contaba no servirían de mucho sin el soporte de los
cazas. Disponía igualmente de armamento nuclear limitado lo que
convertía a la nave en un hueso duro de roer pero con escasa capacidad
de ataque. Sus mayores virtudes, al margen de su resistencia, residían
en los saltos cuánticos que la permitían surcar enormes distancias en
cuestión de nanosegundos, en su capacidad de carga y en la capacitada
(si bien inflexible en exceso en ocasiones) tripulación que la mantenía
con vida.
¡Un repaso buenísimo, enhorabuena Alex! Yo me doy por satisfecho (y más) en cuanto a naves se refiere, ya que no sólo están todas las que deberían estar, sino que hay aún más, ¡muchas más!
ResponderEliminarSoy fan de las pelis y series de ciencia ficción, he visto según creo a todas, por lo que considero un buen compendio en este artículo de lo que has publicado, sabemos que faltan mas, pero hay una en especial que me gustaría que comentaras, es "El Cisne" de la película "El Abismo Negro", de Walt Disney, curiosa nave de acabado Victoriano. Saludos
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