Sitges 09. 'Orphan'



Ver a Isabelle Fuhrman entrar vestida de gala en el Auditori con su cara angelical y su melena negra acompañada de Jaume Collet Serra, no es lo mismo que verla en plena acción portando por ejemplo el martillo de la justicia.

Orphan me ha sorprendido por una sencilla razón, y es que me esperaba un cúmulo de insensateces y tópicos de estos que marcan época, llena de recursos vistos hasta el hastío en el género que abarca la película y que derivarían finalmente en un truño, pero no ha sido así. Lógicamente, Orphan es una película que ya se ha hecho un par de veces, pero que incorpora pequeños matices que le dan un toque original y atractivo.

La historia es simple: Kate (Vera Farmiga) y John Coleman (Peter Sarsgaard) pierden al tercer hijo que estaban esperando, y Kate comienza a tener pesadillas por la pérdida y a comportarse de una forma que le puede hacer mucho daño no sólo a ella, sino a su matrimonio, por lo que deciden, a modo de acabar con el problema, dar una oportunidad a alguien necesitado de cariño y adoptar a Esther. Pero una vez que la niña llega a su nuevo hogar, las cosas se tambalean.

Los niños diabólicos han sido un referente en el cine desde siempre, y es que la verdad, un niño con una mirada puede asustar y mucho: desde El Exorcista o La Mala Semilla, pasando por La Profecía o El Buen Hijo, muchos han sido los niños que se lo han hecho pasar realmente mal a sus padres.

Y Esther es una de ellas.

Me ha gustado el hecho de que la niña desestabilice por completo la vida familiar, en el sentido de que en apariencia es una niña dulce que quiere a todo el mundo, pero que por detrás va increpando a cada uno de los personajes para que den lo peor de sí mismos, y así se enfrenten unos a otros, sobre todo los formados por el matrimonio, con una impresionante Vera Farmiga -al menos en versión original-, que se marca una actuación de lo más creíble visto en este tipo de cine, sin llegar a la sobreactuación. Lo mismo Peter Sarsgaard, y por supuesto Isabelle Furhman, que con una mirada y un movimiento de ceja hace que se tambaleen todos los nervios de tu cuerpo, consiguiendo escenas realmente cojonudas.

En el plano formal la cinta es todo un acierto: transcurre siempre bajo la nieve, elemento que le da cierto toque macabro y de suspense, como de claustrofobia, de estar perdidos con el mal rondando muy cerca, con una dirección de actores soberbia y una puesta en escena que no deja lugar al desinterés, gracias sobre todo a un guión y a un montaje que han sabido intercalar las escenas más emotivas -como la primera conversación madre hija con signos- con las más bestias pero a la vez de una carga emocional que subyace bajo todo ese terror.

Orphan es por tanto, una película recomendable que sube un peldaño por encima de las mismas películas del género -que no son pocas- y que se quedan en simples atisbos de mediocridad debido a guiones poco elaborados y a personajes manidos hasta la saciedad que lo único que hacen es aburrir al personal.

No os la perdáis cuando se estrene, pasaréis un rato emocionante y mordiéndoos las uñas en cada escena.

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