Crónica: 'Splice' en Sitges 09


Publicado el 7 de octubre de 2009 con motivo de su pase en el Festival de Sitges ('Splice' se estrena hoy en los cines españoles)

Con el cine lleno a rebosar; así se encontró Vincenzo Natali, el archiconocido director del título de culto 'Cube', a su entrada en el Auditori de Sitges donde le esperaba un público rebosante de ganas de ver su nueva creación, y nunca mejor dicho.

Comentó antes de que comenzara la película que en ella veríamos por primera vez a un monstruo como otro personaje más, no algo de lo que debas correr. Y es así, durante la primera hora de la película, que es la que no me ha gustado. Cuando la cosa se pone interesante, el daño ya está hecho y remontar el vuelo es casi imposible.

Experimentos genéticos, hibridación, células madre, discursos morales, empresas de biotecnología, ADN, Nerds y Dren, todo ello mezclado con ciertos toques de Jeepers Creepers que la verdad me hicieron mucha gracia.

Lo malo que le veo a la nueva película de Natali es que carece del suspense de sus otras películas, a años luz de la claustrofóbica y absorbente atmósfera de Cube, que es sin duda todo un referente del género y su mejor película. Y esta falta de suspense es basicamente por cómo el guión desarrolla la historia de la criatura, que se convierte, por ciertos aspectos de la historia, en un miembro más de la familia Brody-Polley hasta límites demasiado altos (¿una muñeca? ¿maquillaje? Me esperaba algo completamente distinto señor Natali), lo cual no deja lugar a demasiados toques de thriller, que era lo que suponía que iba a ver. Además, durante esa hora de metraje -o más-, la película va a la deriva de los tópicos, y es tremendamente predecible, consiguiendo además más de una escena que me dió un poco de vergüenza ajena (un baile, no digo más).

Cuando la película por fin da lo que yo quería, queda menos de media hora para que termine, y lo hace bien, porque es lo que Natali mejor sabe hacer: llevar la historia a su terreno, al terreno de Cube, a la ciencia ficción de verdad, donde se ven por fin los problemas de jugar a ser dios -que aún así se ven venir porque como digo, la película es bastante predecible salvo por un par de cosas- y las implicaciones humanas que derivan de ello. Pero esa mejoría final no es suficiente para que me olvide del chasco que ha supuesto para mí la hora y pico anterior.

Entretenida, y con alguna que otra escena interesante, pero en general estamos hablando de un subproducto, no malo, sino distinto a lo que me esperaba y que supongo, tendrá su público. Pero no lo que el público -y menos la prensa- del festival esperaba.

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