Crítica en DVD: 'Jennifer's Body'


Casi ha habido unanimidad entre público y crítica en considerar 'Jennifer’s Body' como una mala película, o sencillamente como floja o irregular. A ello muy probablemente habrá contribuido las siemrpe traicioneras expectativas al tener a la prematuramente oscarizada y ensalzada guionista Diablo Cody de 'Juno', o el hecho de contar con la presencia de la nueva y rutilante sex symbol del momento Megan Fox, cuyo mayor mérito no es el de ser una buena actriz sino el de ser una actriz que está buena.

Las dos en una de terror juvenil ambientada en un remoto pueblo de la América profunda donde el espectro de un demonio se apodera del cuerpo de la estudiante más bella del lugar, y que le provocará intensificar aún más su enorme apetito depredador sexual. De manera que aquí Megan Fox personifica, literalmente, a una auténtica devora-hombres. Su orgasmo culmina, cosas de las posesiones diabólicas, comiéndose parte de las entrañas de su seducido/presa.

Lo cierto es que 'Jennifer’s Body' se queda a medio camino, y en ocasiones también a sólo un cuarto de trayecto, de sus prometedoras dosis de gore (con asesinatos resueltos de manera más “elegante”, fuera de campo o a través de siluetas); de sexo (con imágenes de una Megan Fox, sí, provocativa, deslumbrante pero enseñando mucha menos carne de la prevista, y remarcable especialmente en la escena del beso con lengua en la boca con su partenaire Amanda Seyfried); y sobre todo en las supuestamente elevadas dosis de mala leche, humor o parodia.


Mientras que la directora Karyn Kusama también intenta hacer lo posible para agradar al personal, con una fotografía de colores chillones y fuertes, formalmente cuidada y considerables toques y trazos modernuquis, donde no faltan ralentis, montajes rápidos o encuadres efectistas. Eso sí, especial atención a un desenlace final hecho a base de planos fijos y narrado junto a los títulos de crédito finales. Pero le sigue faltando esa personalidad propia, o más bien el caer en gracia a su público potencial. Algo que tampoco logró en su anterior Aeon Flux protagonizada por Charlize Theron.

Diablo Cody y Karyn Kusama exponen su visión, que podría haber estado más descacharrante y ácida, de poner en evidencia los clichés y convencionalismos de una propuesta de género cómo ésta, sea en la gran pantalla o en la televisión, la de hormonas alteradas, presencias sobrenaturales, asesinatos salvajes o subgénero cine de estudiantes (no falta la consabida escena de baile estudiantil, de primavera, en este caso); o la amistad tan aparentemente férrea como falsa entre las dos protagonistas, compañeras fieles e inseparables desde la infancia, en una relación dominada en el fondo por la rivalidad y la inseguridad.

Los diálogos afilados y punzantes escritos por Diablo Cody funcionan, también a medias; al igual que un lenguaje soez y procaz en torno al sexo (pero también menos). Pero la cosa queda, facilona, del tipo: “¿Tienes un támpax?” (para cubrir la herida de sangre causado por una lanza) “Es que creia que tenías la regla”. O el evidente desprecio por sus víctimas del súcubo que posee a Jennifer, aburriéndose en clase cuando se habla de duelo por los fallecidos, o respondiéndole a su amiga del alma “pasapagina.com”, como manera de decir que olvide.

Queda una Amanda Seyfried, empezando a desprenderse de su imagen cursi, virginal y amable de Mamma Mia, mostrándose como una heroína fuerte y desinhibida. Y pese a su estereotipo de estudiante empollona, se erige sin problema alguno tanto en la auténtica protagonista, (comiéndose en pantalla a Megan Fox). Pero, en fin, lo que podría haber sido un slasher de tomo y lomo, uno de los grandes clásicos del terror o la parodia de estos inicios del siglo XXI, se queda en poco más que una propuesta fallida, también simpática siempre que uno no espere mucho de ella.


Editada en DVD el 10 de marzo de 2010






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