Crítica: 'Secuestrados' - El terror asalta nuestro hogar
Dentro del catálogo de horrores que nos pueden atormentar, sean colectivos o vividos en la propia piel, psicológicos o físicos, locales o universales, uno de los más terribles es que la seguridad y confort de nuestro hogar se vea repentinamente violentado por la presencia de unos intrusos que atenten, además, contra aquellos a quiénes más amamos.
El sevillano Miguel Ángel Vivas que debutó en el largometraje con 'Reflejos' (2002) y que tiene, entre otros, el notable corto 'El hombre del saco', recurre a esta premisa y más concretamente a los denominados “secuestros exprés”, o rápidos, para en “Secuestrados' sumergirnos en el horror cotidiano.
Una propuesta que parece inevitable comparar con 'Funny Games'. Resulta, al igual que el filme de Haneke, incómoda de ver, desasosegante. Pero mientras la obra del director germano-austriaco se preguntaba (nos preguntaba), señalándonos con el dedo, sobre la fascinación que ejerce la violencia en los medios de comunicación y sobre todo entre el público, 'Secuestrados' ilustra, de manera tan directa como cruda, uno de estos posibles casos. Narrar el horror como si el espectador estuviera viviendo la experiencia de primera mano, no en estilo (tan abusivo hoy en día) de docudrama o falso documental sino por medio de su estupenda puesta en escena. Una realización hecha a partir de 12 planos secuencia. Únicamente una docena de cortes dando a la narración una continuidad que la hace más próxima y real en su angustia y en sus puntuales estallidos de violencia inesperada.
Por ello, 'Secuestrados' es ante todo un ejercicio de estilo también coherente con su contenido, el drama (que también podría ser el nuestro) de una familia acomodada que cuando se está mudando a su nueva casa situada en una lujosa urbanización, a las afueras de Madrid, será asaltada por tres individuos que buscan recoger la mayor posible cantidad de dinero en el menor tiempo posible.
Puede que la narración utilice sus trucos y artificios para hacer avanzar la acción y los hechos, o que elementos circunstanciales como el que los asaltantes sean de procedencia albanesa puedan levantar ampollas sociales o políticas; pero si la labor técnica y artística de Miguel Ángel Vivas es encomiable, no menos lo es la interpretacion de Fernando Cayo y Ana Wegener, los padres, y especialmente de Manuela Vellés, la hija.
Todo avanzando hacia una de las escenas finales más violentas y contundentes hechas por estos lares, y sin recrearse en la violencia o la sangre, que tampoco es la “porno tortura” uno de los objetivos de 'Secuestrados', una obra realmente insólita dentro del panorama del cine español y totalmente recomendable, siempre que uno esté, ¡claro!, dispuesto a pasar un mal rato ante la pantalla.
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