Cine y literatura: En el camino



En el camino. Jack Kerouac. 1957
En el camino. Walter Salles. 2012

Decía Allen Ginsberg en una carta a su padre fechada en 1957 que En el camino "en realidad solo le parece revolucionario a las personas que han aceptado como permanentes los valores estándar norteamericanos". No sabemos si Ginsberg estaba empleando un tono irónico, pero si tenemos en cuenta cual era la situación social en los Estados Unidos de los años 50, eso quería decir que el libro fue una auténtica revolución.

En el camino supuso una ruptura absoluta con el estilo de vida que la población adulta estadounidense entendía como perfecto: una vida profesional y disciplinada en continuo ascenso en una sociedad cuya economía tenía una salud envidiable y gozaba del pleno empleo. Pero una comodidad que suponía una anulación de los aspectos más arriesgados de la vida y también de la creatividad: la mayor parte de la literatura producida después de la guerra carecía de emoción y riesgo.

Quizás sea por eso, porque Kerouac hablaba de lugares poco transitados en la literatura como eran las drogas, el sexo o la libertad de recorrer un país desafiando todas las normas, que su libro encajó perfectamente con un nuevo movimiento cultural surgido a partir de los hipsters de los años 40 y que también querían desviarse de todas las normas y buscaban su identidad en el exotismo de nuevos lugares, nuevas músicas y una nueva forma de hablar. Estamos ante el germen de la contracultura, ante la primera generación juvenil que se enfrenta a la nueva sociedad surgida tras la guerra y que estaba basada en el razonamiento tecnócrata. 

La obra, como bien es sabido, cuenta los tres viajes que Kerouac, Neal Cassidy y Allen Ginsberg, entre otros personajes, hicieron por los Estados Unidos y México entre 1947 y 1950. En 1951, de vuelta a Nueva York, Kerouac se dispuso a escribir el libro que contase estas aventuras a la vez que buscaba una nueva técnica literaria inspirada en los solos de jazz y que él mismo definió como "prosa espontánea". Dicha técnica consistía "simplemente" en escribir sin detenerse, dando prioridad a la acción sobre la palabra perfecta, dejando libertad absoluta a la mente. Una vez comenzada su tarea su único problema fue que el hecho de cambiar los folios de la máquina de escribir le producía una pausa que detenía su inspiración. La solución la encontró su amigo Lucien Carr al llevarle un rollo completo de papel de teletipo que se convirtió en el famoso "rollo original" de la obra.

Tras ser rechazado por múltiples editoriales, el libro se publicó finalmente en 1957, suponiendo un fenómeno inesperado y convirtiendo a Kerouac en una sorprendente estrella mediática. Sin embargo, 6 años después de las vivencias narradas en el libro, Kerouac ya no era la misma persona. Quienes esperaban encontrarse a Sal Paradise se encontraron con un Kerouac cuya vida giraba en torno a la espiritualidad y que acabó convertido al cristianismo. Pero esa es otra historia. Disfrutemos ahora de la lectura de una de las obras más importantes del siglo XX.

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