CINE Y LITERATURA: EL GRAN GATSBY




El gran Gatsby. F. Scott Fitzgerald, 1922
El gran Gatsby. Baz Luhrmann, 2013

A pesar de no haber sido un gran éxito en el momento de su publicación, El gran Gatsby ha acabado convirtiéndose en una de las novelas más famosas de todas la historia y en una de las que más veces se han llevado a la gran pantalla. Con la última versión de Baz Luhrmann ya son cinco las adaptaciones cinematográficas, entre las que destacamos especialmente la dirigida por Jack Clayton e interpretada por Robert Redford y Mia Farrow en 1974. Todo un hito muy difícil de superar.

Scott Fitzgerald es un de los escritores pertenecientes a la "Generación perdida", un grupo de escritores (entre los que se incluye, entre otros, a Faulkner, Hemingway, Steinbeck o Dos Passos) que vivieron muy de cerca la Primera Guerra Mundial y cuyas obras principales fueron editadas en el periodo que va del final de la Guerra hasta la Gran Depresión de 1929. El gran Gatsby, tercera novela de Scott Fitzgerald es un obra en la que se reflejan a la perfección las características principales de estos autores: una visión pesimista de la sociedad y una situación personal de desconcierto, la de un protagonista que no encuentra su lugar en el mundo que le toca vivir.

Y este es el caso de nuestro protagonista. La novela cuenta la historia de Jay Gatsby, un personaje en principio misterioso del que poco a poco vamos conociendo su vida y su relación con Daisy, el eje central de toda la historia. A pesar de toda su fortuna y de llevar un estilo de vida que desde el exterior se podría considerar de ensueño, la historia de Gatsby representa la continua lucha del ser humano por recuperar un pasado que nunca puede volver. El protagonista es víctima de las consecuencias de la idealización de las personas en la distancia y de la lucha continua por hacer posible la "irrealidad de la realidad", es decir, la concreción de unos sueños que nunca se realizarán.

La novela está situada en el epicentro de la llamada Jazz Age, un término acuñado por el propio Fitzgerald y que muestra la importancia que el jazz tuvo en los cambios sociales y en los hábitos de los años veinte. La música de jazz, ampliamente difundida por las crecientes y novedosas emisoras de radio, era la banda sonora perfecta para los aires de libertad que se vivían, sobre todo en lo referente a los hechos de la mujer. El jazz trajo consigo un nuevo modelo de mujer, las Flappers; mujeres independientes con un comportamiento atípico y escandaloso para la época: bebían, conducían, fumaban, bailaban de forma provocativa y disfrutaban abiertamente del sexo. Todo un concepto revolucionario de lo que hasta entonces significaba ser mujer.

Además de todas sus referencias sociales, El gran Gatsby es una auténtica obra de arte literaria que presenta un ritmo perfecto y una narración cargada de simbolismo (las luces verdes, los ojos de T.J. Eckleburg, el Valle de las cenizas, el uso de los colores...) al mismo tiempo que usa al narrador Nick Carraway para introducir al lector en dos mundos: el mundo real en el que Tom y Myrtle viven una relación cargada de los que podríamos llamar realismo sucio y el mundo irreal de Gatsby basado en recuerdos y fantasias. 
Pero todavía hay muchos más. El estilo de Fitzgerald logra crear unas imágenes perfectas, convirtiendo las escenas del libro en verdaderos cuadros que, en muchos casos, son influencia directa (tal y como se expresa en la novela) del Greco.

Todos sabemos que, en la medida de lo posible, es mejor leer una obra en el origina que la versión traducida. Pero es este caso hay dos razones muy importantes: la gran prosa de Fitzgerald y la pésima traducción de E. Pinas en la edición que habitualmente podemos encontrar en las librerías. Todo un atentado contra la literatura.

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