'The Deep Blue Sea' : Weisz se convierte en una "Madame Bovary" británica


Davies, nos muestra la historia de un triángulo amoroso con imágenes evocadoras que por la suavidad de su luz y las formas redondas que forman, parecen sacadas de un cuadro de Monet, aunque en ocasiones esa iluminación nos recuerda a la del cine clásico, pero de forma muy artificial, llegando en ciertos momentos, a plantearnos si las imágenes están bien enfocadas, por la cantidad de filtros que parece tener la cámara. Aunque este, es en parte, el encanto de la película, a parte de la actuación de Rachel Weisz que hace mejor papel de su carrera hasta el momento, es inevitable que Tom Hiddleston y Simon Russel Beale queden eclipsados por la presencia de Weisz, que parece una protagonista de una tragedia griega, aunque la historia no es exactamente una tragedia griega, ya que no aporta nada nuevo, la historia de siempre, triángulo amoroso que siempre acaba mal para la mujer.

Por otro lado, Terence Davies consigue crear una atmósfera bucólica en la que toman casi más importancia los silencios que los diálogos. Con un ritmo pausado, nos muestra una historia de amor que desde el principio te advierte que no va a tener un final feliz. Y es que los planos son largos, los movimientos de la cámara son lentos y cobran mucha importancia los contraluces, por esta razón, es posible que muchos espectadores la consideren lenta, pero sin embargo no consigue aburrir ya que es difícil que la actuación de sus intérpretes y el aura que desprende deje indiferente.

Esta historia, narrada con calma y delicadeza, no sólo se interesa por contar las desventuras de Hester, sino que también cobra importancia la puesta escena, perfectamente pensada para que sea casi un personaje más de la película, y es que la presencia de los espejos en la película no es al azar, sino que tienen cierta relación con el sentimiento de tristeza, y es que cada vez que la protagonista tiene que afrontar las situaciones más difíciles los reflejos de los espejos o las ventanas cobran muchísima importancia.

Por otra parte, lo más disonante, es la música y el montaje que llegan en algunos fragmentos a ser un poco cargantes, ya que la música parece desentonar mientras que se abusan de los fundidos encadenados muy seguidamente. Lo que hace que el arranque de la película parezca un poco forzado y soporífero.

Aun así, no podemos negar que es una película correctamente realizada y tiene ese encanto británico tan peculiar, que hace que el espectador se vea sumergido en una narración de amor y dolor ajeno, llegando, en ocasiones, a que nos lleguemos a sentir un poco voyeurs recordándonos en cierto modo, a 'Deseando Amar' de Won Kar Wai. Como comentaba al principio, la película remite a escenas que parecen viejos recuerdos, o sueños que hemos medio olvidado, ya que sus flash-backs provocan cierto desconcierto y doten a la narración de personalidad propia y no se límite a la linealidad. 

A pesar de que la película tiene un cierto aire frío, y la historia no aporta nada nuevo, Davies ha sabido sacar lo mejor de ella con una buena dirección, una buena puesta en escena y su maravilloso reparto.



 

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