Zinemaldia '15: 'Freeheld'

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La detective Laurel Hester (Julianne Moore), de Nueva Jersey (Estados Unidos) y con una gran carrera de servicios durante veintitrés años a sus espaldas, tiene cáncer de pulmón en fase muy crítica. Además de la lucha contra la enfermedad, deberá lidiar también contra los junteros de gobierno (freeholders, en inglés) que se oponen a que Laurel deje su pensión a su novia Stacie (Ellen Page), una vez haya fallecido. Por supuesto, se oponen por el mero hecho de tratarse de una persona homosexual ya que las parejas heterosexuales no tienen ningún tipo de problema con estos temas. ¿Lo conseguirá? La enfermedad avanza y el tiempo apremia.

Quien conozca el caso de Laurel Hester, o haya visto el cortometraje documental en el que se basa la película (titulado también Freeheld, que ganó el Oscar en 2007), ya sabrá de sobra de qué va la cosa y qué sucede. Pero no es el caso que toca comentar ahora. Lo que toca comentar es que la película hace aguas por todos lados, salvo por el trabajo de los actores protagonistas, que sostienen como pueden esta producción.

La película es un cliché tras otro y esto no hace más que lastrar el conjunto irremisiblemente. Lo que viene a decirse, de forma coloquial, es que básicamente la película no hay por dónde cogerla. El tema que trata es delicado, y en buenas manos habría resultado algo muy emotivo, inspirador y memorable. En cambio, con Peter Sollett tras las cámaras, el resultado decepciona sobremanera. Le falta mucho rodaje a este director, cuyos anteriores trabajos no son nada conocidos (lo cual no quiere decir que sea por esto por lo que Freeheld no sea una buena película).


El guion es también gran parte del problema. Una repetición tras otra, tratando al espectador de idiota, remarcando cosas que ya se han mostrado y que gustan de volver a explicar con ciertas líneas de diálogo que, aprovechando, y ya que estamos, buscan la lágrima fácil. Cosa bastante habitual en este tipo de películas, por cierto.

En cuanto a los clichés, siendo una película norteamericana sobre igualdad y homosexualidad, pues no podían faltar. A saber: el hombre grande que parece que será uno de los mayores homófobos del planeta pero que resulta que no; el juntero a favor de la lucha de la protagonista es zurdo mientras que los demás son diestros; la hija de ese mismo juntero orgullosa de su padre por la decisión que toma... En fin, son solo tres ejemplos de temas predecibles y mal contados que perjudican seriamente la rigurosidad del asunto.

Además, y como no podía ser de otra manera en una película basada en personajes reales, no podían faltar al final, justo antes de los títulos de crédito, unas cuantas imágenes de las personas en las que se basa toda la historia. No una imagen, no. Unas cuantas. Pero esto ya es algo personal, que no me gusta a mí en este tipo de producciones, que todas (todas) lo hacen. Y como digo, lo que ocurre en Freeheld es que son unas cuantas fotografías, no una sola.

Como apuntaba al inicio, algo bueno hay en la película: los cuatro actores protagonistas. Julianne Moore, Ellen Page, Michael Shannon y Steve Carell. Mucho se está comentando estos días ese tema que tanto gusta a la gente: los Oscar, y las respectivas nominaciones a posibles premios de la pareja femenina protagonista. Yo no creo que estén "de Oscar", ni mucho menos. Pero puntualizo: su trabajo es correcto (siendo mejor, más complicado, el de Moore), cumplen bien, y listo. Si nominan o premian a Julianne Moore, genial porque es una actriz grandísima, pero vamos... Freeheld... que no.


De Michael Shannon sí que se puede decir que llena la pantalla con cada aparición suya. Lamentablemente, no sale tanto como uno quisiera, pero luce muy bien dado su gran carisma y presencia. Y respecto a Steve Carell, resulta ser el alivio cómico de la función, lo cual se agradece mucho porque en esas lides este actor es único, de los mejores que puede haber.

Volviendo a los puntos malos de Freeheld, tengo que decir que la considero una película poco valiente, ya que teniendo en cuenta que el matrimonio gay, en todo Estados Unidos, se legalizó el pasado mes de junio, es fácil estrenar ahora películas de esta temática. Qué bien, qué liberales somos, cómo apoyamos el matrimonio gay y la igualdad. ¡Dadnos premios! Lo valiente e interesante habría sido estrenarla cuando aún no era legal, ya que el valor reivindicativo y el potencial de la película habría sido mayor. Lo que tenemos como resultado final, en cambio, es un producto fallido y decepcionante en el que no es suficiente tener los actores que tiene para ser algo memorable, dada además su temática.

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